Que los
robles se despidan significa que el otoño está más que mediado y que el sueño
de los árboles extiende su manta.
El otoño comienza dando fruto en tiempo de manzanas, canfresos y escaramujos. Después breves setas y quitameriendas se levantan esperando los oricios. La comida abunda y la glotonería sube la grasa que ha de permitir el viaje del invierno.
Los paisanos tienen prisa por arrear el ganado y bajarlo al valle. Las vacas rompen
el aire llamando a los jatos, como quien llama a
los niños para que recen sus oraciones antes del sueño .
El calor de otoño es tibio, acobardado por las noches que crecen, pero
parece suficiente para dorar y enrojecer los temblones, esos chopos facilones
para la brisa.
El caudal hace meses que no cambia, los ríos bajan cansados y los peces nadan aburridos.
Pero los lucios se mueven y comienzan a colocarse sobre posturas nuevas en orillas poco profundas.
Lanzamos sobre las solapas y salen del burladero persiguiendo el señuelo. Un tac seco y el giro de cabeza clava el engaño. Tras el posado de rigor todos volvemos a casa.
Pero los lucios se mueven y comienzan a colocarse sobre posturas nuevas en orillas poco profundas.
Lanzamos sobre las solapas y salen del burladero persiguiendo el señuelo. Un tac seco y el giro de cabeza clava el engaño. Tras el posado de rigor todos volvemos a casa.
Bonitas líneas, bonitas fotos y buen pez. Tres elementos combinados que suenan fantásticos ;-)
ResponderEliminarA veces va uno a pescar y los peces son lo de menos...(pero sólo a veces ;))
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