miércoles, 25 de abril de 2012

ESA ACTITUD

El cartel de entrada al pueblo, uno alto pagado por el Fondo Social Europeo, lo avisa en letras bien grandes "Municipio Minero de Alta Montaña".
Revisando caudales y  geografía me empeñé en escoger este río por ser de los "adelantados" en calendario. Pero cuando bajamos a la orilla encontramos un rio alto y oscuro de deshielo de los que espantan la mosca. Aun le falta un mes y hemos olvidado que el verano es pródigo en este río, porque hay un invierno minero y una primavera de montaña como prólogo.

Media mañana y con el mapa en la mano buscando alternativas. Descartados todos los principales de la zona, el horizonte de volver a casa sin mojar las botas no se contempla. Sigue lloviendo y repaso de nuevo el mapa buscando tributarios.
Son rios pequeñitos, pero algunos tan oligotróficos que no se barran ni bajo diluvio. El día abre y nos quedamos con uno etiquetado en el mapa como arroyo. Si no queda más remedio será segundo plato bajo esta sombra de bolo.


Es un cauce discreto castigado por la sequía, donde el bucle de mi caña de nueve pies parece un doble spey. Es necesario rebajar la escala. Pocos pies de caña, número bajo de linea, mano rápida y cuerpo a tierra. Reptando como un pulpo que desliza su cabeza  sobre un racimo de patas.

Están ahi, estoy seguro, aunque en cuatro dedos de agua no vea más que cantos. Lanzando de rodillas y con un poco de suerte, conseguiremos clavar la trucha más pequeña de nuestra vida, saltando como cola de lagartija. El tamaño no importa, porque estas truchas tienen la actitud que busco. Esa voracidad y esa osadía que pierden cuando migran aguas abajo y se labran un futuro como burguesas truchas de tablón.


Delibes diría  que estas truchinas "aun están mamando" pero a mis ojos se han vuelto trofeos deseados. Golpean la mosca para ahogarla, antes de comerla. Un pardón recién caído es una presa enorme y saltan felinas sobre su yugular. ¡Esa es la actitud!.

Con los ojos a pocos centímetros del agua, el arroyo y la visión de las cosas cambia. Disfruto de los lances con la cara pegada al suelo. Soy Gulliver, el hombre montaña, varado sobre la playa de Liliput.



En el recodo difícil de una revuelta surge una boca descomunal. Un escalofrío me sube a la espalda cuando siento la tensión de la línea.

Me santiguo y miro al cielo... quizá supere los veinte centímetros.
Hemos encontrado el LEVIATÁN. ¿Quién será capaz de doblegarlo?

 


lunes, 16 de abril de 2012

EL TESORO DE TILENUS

Fuerte viento del oeste arrastrando un frente de nieve y el Teleno cubierto de nubes heladas. La predicción ya lo anunciaba, un día para sufrir, pero desde hace una semana el estómago se me llena de mariposas sabiendo que tengo permiso para el coto.


El dios Tilenus domina el paisaje desde sus 2.188 metros. Recoge las nieves para dar de beber al Duerna que baja serpenteando por el valle abrigado por un tunel de alisos.
El Duerna es el rio de un paisaje y de un paisanaje, una simbiosis tan íntima que el tiempo ha borrado las fronteras entre unos y otros. Un rio antiguo, con mucha historia a la espalda, pero sobretodo es un rio de tesoros.




Ya no queda apenas oro en su cauce, los romanos se encargaron de vaciar su cuenca hasta la última pepita, pero aun conserva su verdadero tesoro: el agua. Un agua limpia, que corre libre de embalses y manejada con un sistema tradicional de presas temporales y canales de riego que aumentan la biodiversidad y funcionan como planta de alevinaje. Esto explica como un rio de pequeño caudal que soporta una gran presión de pesca puede mantener una población de truchas tan pujante.




El guarda me cuenta que ha nevado durante la noche y me mira incrédulo cuando le pregunto si ha visto salir mosca. Tres grados en el termómetro del coche y en el agua no llegan a seis.
Vagabundeo por la orilla buscando moscas o cebadas, aun quedan un par de horas para el mediodía y no hay señales, pero me puede el instinto y entro en el agua. Derivo la seca una y otra vez como un peón doblado sobre su zanja. Levantar, cargar, posar. Un poco más allá. Levantar, cargar, posar. Cada cien lances una truchita sube y toma la mosca, un pequeño milagro del dios Tilenus.




Parapetado bajo el gorro de lana sigo subiendo, soporto granizos y lluvia y como el viento enreda el bajo cada dos pasos. A pesar del día, Tilenus es generoso y levanta truchas aquí y allá. Seis horas contracorriente dejan un puñado abundante de truchitas palmeras trabajadas a pico y pala.




Los pueblos de la orilla están desiertos. Todo el mundo se ha quedado en casa refugiado tras los muros de piedra, esos que no dejan ni un resquicio para que se cuele el viento.




Atardece pero me cuesta salir del agua. Aun espero que el corzo de esta mañana baje a beber y que el mirlo acuático me muestre en que puente esconde la puesta. La nieve me alcanza mientras me cambio, un último vistazo al agua y rally de vuelta a casa sorteando domingueros en berlina.
  
Lejos de los grandes cauces de la competición y los titulares de las revistas, estos ríos han permanecido ignorados. Esa ha sido su gran suerte, porque cuando un río es mimado por los dioses, sólo necesita un poco de olvido para florecer de tesoros.

viernes, 6 de abril de 2012

SEMANA DE PASIÓN

El jueves, acudí a la cita vestido de gala. Busqué mi sitio y guardé silencio para ver las moscas bajando en procesión. La eclosión se hizo esperar. Ellas también.

El viernes, con poca mosca, la repentina nevada, los cero grados y el viento norte, ha sido viernes de pasión. Pasión por seguir pescando.






miércoles, 4 de abril de 2012

AMURANDO

Si un gato se detiene, agacha la cabeza y mira petrificado el agujero del ratón, mi abuela diría "no le molestes, que está amurando". Y eso hemos hecho, lanzar despacio y pescar la poza muy quietos. La habíamos visto pasar por los bajos del puente de madera, pero al llegar a la poza nos encontramos la garduña en pleno día amurando sobre un árbol caído.
 
 

Tengo debilidad por las garduñas. A pesar de que en mi casa gallinas y palomas viven fortificadas para que no entre la "mostalilla" admiro su habilidad para colarse por agujeros diminutos y trepar a lugares increíbles.

Ha sido la anécdota de la apertura. Como ella, hemos estado "amurando" el agua buscando moscas y truchas activas. El río, cortito de agua y lejos de casa pero con el lujo de pescar truchas sin tocar y en completa soledad. El día, sin viento, oscuro y pinteando agua, acompañando al maestro Joaquín como guía mesetario de lujo. No se podía pedir más.




Mi caja aun tiene huecos vacíos esperando que las truchas digan que menú prefieren, pero las olivas eran apuesta segura y no nos equivocamos. Tanto en seda como en dubbing, las rhodanis nos han dado las primeras truchas de la temporada. Estaban fuertes y con el río tan cristalino hemos disfrutado del lance completo.



En el cielo los buitres han pasado la tarde buscando una térmica para tomar altura, pero el cielo no quería abrir y apenas subía el calor necesario.



Estos días olvidaremos tambores y cornetas para juntarnos unos cuantos locos del agua y caminar contracorriente buscando lluvia y truchas. Porque la temporada ya está abierta y nuestras cajas dispuestas, asi que... ¡pesquemos!