viernes, 6 de enero de 2012

ESPÍRITU NAVIDEÑO

Los lucios adoran la Navidad.
Los tonos brillantes de las fiestas navideñas acaban con su pereza y despiertan su voracidad.
La Navidad llega justo a tiempo para hacer acopio de espumillones, pelucas de cotillón y cualquier otro brillo decorativo que aparezca por las tiendas orientales. Por unos pocos euros el elenco de manojos brillantes es suficiente para vestir unas moscas y salir al río.

Este año la estrella ha sido la peluca de Nochevieja. A altas horas de la madrugada, con el año nuevo recién estrenado, me encargué de recoger las pelucas de mis compañeros de fiesta que apenas notaron mi gesto por su (lamentable) estado festivo.
Una peluca dorada, dos plateadas, una azul y otra verde brillante colocadas bajo el árbol y la magia de la navidad hace que sus majestades de oriente dejen a escondidas aquello que he pedido: una buena provisión de Christmas Fly.


Han de durarme muchos meses, porque me gusta apurar los lances y regalarlas a cualquier raiz del fondo y porque los  lucios las devoran todo el año.
Salvo el parón reproductor de primavera, para los lucios todo el año es Navidad. Sus costumbres cambian, pero el apetito está siempre afilado y con ganas de probar nuevos señuelos. Pescar con Christmas Fly en verano es como abrir una tableta de turrón en agosto.  Suena raro, pero siempre hay algún glotón por casa que le hincará el diente sin preguntar a nadie.

Jose y yo llevamos tiempo enganchados a la glotonería gamberra de los lucios y les provocamos con todas las herramientas disponibles. Las posturas que pescamos se encuentran en rios y no siempre siguen el guión exacto del brazo muerto y profundo tapizado de macrófitos.



Los lucios cazan, mejor dicho recechan, sus presas. Y lo hacen en puestos de caza que eligen previamente. No son figuras inmóviles ligadas a un pozo, los lucios se mueven, circulan entre los puestos ocupando aquellos que dejan otros. Estas rotaciones son importantes, porque el pozo que acabamos de batir sin resultado puede transformarse en un punto caliente horas más  tarde. Se mueven entre las sombras como fantasmas, siempre lejos de la luz y es importante tener en cuenta la climatología y  la hora del día para acertar con su rincón favorito.

Nuestra forma de pescar incluye mosca y lance ligero, ya que muchos rincones son inaccesibles para el sedal pesado. Los lucios responden por igual a ambas modalidades, con tal de que las vistamos previamente de espíritu navideño.
Tres son las herramientas que  manejamos para fabricar una jornada luciera:

En primer lugar la profundidad de trabajo. Necesitamos saber a que profundidad están colocados los puestos de caza. La sombra protectora puede encontrarse a varios metros bajo las raíces profundas de un pozo, o a pocos centímetros bajo esa melena de ocas que ondea en la corriente. A mosca jugaremos con la densidad de las líneas hundidas, a lance usaremos señuelos que naden a distintas profundidades buscando atravesar la ventana del puesto de caza.




En segundo lugar el movimiento. Entendido el movimiento como el agua que desplaza el señuelo, las turbulencias y vibraciones que provoca. La Christmas Fly es excelente en días de sol con aguas limpias, donde puede brillar cual estrella de Belén. Pero en aguas oscuras o barradas, los lucios activan el radar de fosetas colocado en cabeza, mandíbulas y línea lateral para cazar "de oído". Aquí los baberos, colas de vinilo y sonajeros son vitales. Nosotros, que somos primates terrestres de visión frontal, no somos conscientes de la cantidad de información que viaja por el agua sin necesidad de luz y que los peces "ven" y sienten.



La tercera herramienta somos nosotros. Mover un estrimer como quien tira de la cinta de una persiana o recoger un señuelo de lance dándole a la manivela como un autómata, es como pensar que arrastrando la figura de cera de una bailarina rusa, estamos representando el lago de los cisnes.
Los lucios cazan y un cazador necesita presas vivas. Debemos traer nuestros señuelos de forma que al verlos nadar, se nos vaya la vista hacia ellos y pensemos...huummm...¡yo me lo comería!




La literatura de pesca está llena de disertaciones sobre el color de los señuelos, más aún el imaginario colectivo. Cuando pensamos en aguas oscuras se asumen como colores de referencia el negro, el blanco y el naranja. Si tengo que ceñirme a la experiencia reconozco mi herejía al decir que el color, en el caso de los lucios, es algo secundario, ya que sirve únicamente para alimentar la fe de quien lo usa (que no es poco).

Todos hemos tenido días de fortuna en que una cucharilla con lana roja era suficiente para clavar unos lucios. Esos días en que los lucios entran en frenesí, atacando cualquier señuelo. Son días escasos, pero inducen a muchos a pensar que los lucios son peces  facilones y sin carácter.
Los lucios de invierno con niebla pegajosa sobre el río y vaho que se escarcha en el bigote o los de las tardes de agosto con ruido de chicharras y piedras derretidas por el calor, son el verdadero reto, porque en algún rincón que no vemos hay lucios celebrando la Navidad.
España es el país de la fiesta. Asi que el calendario luciero español también incluye Carnaval y en los últimos años Hallowen. Las siniestras pelucas de bruja y los abalorios de los bailes de disfraces se vuelven sinuosos animales acuáticos, que contagian la fiesta cuando nadan sobre el pozo favorito de los lucios.



Ahora que se apagan las luces de Navidad os animo a tomar el torno y uniros al espíritu navideño. Para animar la fiesta os dejo lucieando junto a Jose en un breve video de andanzas. Yo voy a terminar el macuto para irme al río, por si aun quedan regalos bajo el árbol.

Y recordad que todo el año.... es Navidad.



5 comentarios:

  1. Hola Álvaro. Gran entrada, me viene de perlas para empezar a pescar lucios, cosa que espero hacer en poco tiempo. Saludos, Jorge

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  2. Sinceramente genial tocayo He disfrutadode lo lindo con la entrada y su redaccion, muy original y entretenida. Bonitas moscas, por cierto. Por el norte por desgracia aun nos quedan dos mesecitos para pescarlos donde solemos.
    Un saludo

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  3. Álvaro, me alegra saber que tú también eres del club del "reciclaje chino" jejeje
    Por cierto, ya le estoy dando uso a ese par de mazos que me enviaste.

    Un abrazo!!!

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  4. Muy bueno, es un envidia que disfrutes de la pesca, de la manera que lo haces.

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  5. Hola Alvaro, soy un seguidor nuevo, me gusta mucho (hasta la saciedad) la pesca a mosca y en especial la de los lucios, me ha gustado tu entrada.
    Saludos David
    www.romanillosamosca.com

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