viernes, 20 de enero de 2012

BANDERAS

librea. (Del fr. livrée).f. Traje que los príncipes, señores y algunas otras personas o entidades dan a sus criados; por lo común uniforme y con distintivos.

El momento de ensalabrar la trucha que hemos engañado es único. A veces se nos escapa un grito de satisfacción como el de los vaqueros cuando salen al galope por la pradera y con la sonrisa puesta nos asomamos al aro de la sacadera levantando la trucha para verla.

El nombre de pintonas las define perfectamente. Las pintas aparecen siempre por algún rincón, aunque la variedad de combinaciones es enorme pues las manchas negras y rojas cubren el cuerpo como la sal y la pimienta, repartidas al gusto de cada trucha.

Podemos conocer un rio por sus truchas, mejor dicho, por las pintas de sus truchas. La variedad de formas y el colorido que presentan cambia de un rio a otro, o incluso dentro de un mismo río.




A los pescadores nos gusta hablar de librea, pero los científicos hablan de ecotipos, poblaciones de truchas cuyo color y a veces tamaño difiere debido principalmente a la alimentación y el mimetismo con el medio. He conocido ríos que en apenas trescientos metros cambian sus truchas, pasando del dorado de los cantos y los bolos, al gris ceniza del grijo menudo y el lodo arenoso.

La librea es un espejo del escenario del río, de sus corrientes, su luz, sus cascajeras y sus blandos. El  estilo y el tono de cada patrón de manchas se va afinando tras muchas generaciones dando carácter propio a cada tramo, aunque las repoblaciones han traido libreas extrañas y combinaciones variadas por la mezcolanza genética.

Estas diferencias son consecuencia de la gran plasticidad de las truchas, que adaptan su aspecto a las nuevas condiciones ambientales con gran rapidez. Durante el verano, por ejemplo, es frecuente que el estiaje empuje al pescado hacia el agua fresca de las presas de riego. Cada presa tiene orillas y pozas diferentes según su camino y a veces marca los colores de las truchas que durante el verano presentan franjas o manchas enlutadas.

Y asi, de un río a otro, las pintonas cambian de traje, vistiendo en cada tramo el uniforme distintivo que los príncipes del río regalan como seña de identidad.

Recién levantada de la sacadera miramos sonrientes nuestra trucha. Sus pintas dibujan una librea con la divisa: "No soy vuestra, soy del río y esta es mi bandera".


2 comentarios:

  1. Es precisamente por las diferentes libreas, uno de los principales motivos que me hacen pescar y buscar ríos diferentes.
    Un saludo

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  2. Viendo las libreas de las truchas mimetizarse perfectamente en su tramo de rio, pienso en la sabiduria de la naturaleza.

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