domingo, 19 de febrero de 2012

TARDE DE BAUTIZO

Me ha costado casi un mes encontrar el momento para repetir la escapada luciera de enero.
En mi mente seguía el objetivo de regresar, pero los hielos y el trabajo me han retenido en casa. Esperando tras el torno he preparado el maridaje prometido: pelo de zorro ártico y peluca de Nochevieja.




El resultado ha sido un brillante arcoiris con moscas del dorado al azul, que en este sábado previo a la cuaresma hemos bautizado como "Carnival Fly".


Se trataba de un bautizo de postín por lo que acudieron Carlos y Jose como distinguidos padrinos. Carlos de azul, Jose de verde y yo de dorado, hemos montado nuestras líneas y tras un breve responso iniciamos el rito del bautismo por inmersión.



Los días han crecido en estas cuatro semanas y el sol templaba la tarde por primera vez este año. Ya en el agua, la presencia de dos paisanas sobre el camino desataban las bromas de los padrinos. Estuvimos tentados de soltar algún juramento para invocar a los lucios, pero la solemnidad del bautizo nos hizo reir bajito, como en los bancos de misa.
Se repetía escenario y repitieron los actores. El primer lucio fue de nuevo el pequeño y de nuevo el que más juego dió. Escogió el verde y le tocó a Jose pelearse con él para acercarlo a la cámara. Unas fotos para el álbum del bautizo y de nuevo al agua.





Colocados en batería, lanzamos nuestras moscas contra la orilla contraria en un compás de tres por tres. Grabo el lance bajo el agua y mirando el video, la mosca parece imposible de atrapar, su destello pasa veloz apenas un instante.
Pero los lucios no pierden detalle y durante una fracción de segundo aparece una cabeza tras mi mosca dorada. Bocado y cabeceo violento, hay que quebrar la columna vertebral de la presa antes de engullirla.
Cuando adivina el engaño se arranca de nuevo hacia la oscuridad. El freno del carrete le hace girar y el agua estalla. No se va a rendir pronto. Como en la jornada anterior, este pez es grande y tampoco quiere fotos. Tengo que acostarlo sobre la orilla para que pose ante la cámara.



La luz se va y el álbum del bautizo está casi terminado. Miro aguas arriba y veo los padrinos apurando los  últimos lances en el atardecer. Es cierto que pescar con amigos es pescar dos veces, porque cuando Jose suelta un quejido de pérdida por un lucio, el pez se nos escapa a los tres.





Se acaba la tarde y salimos del agua. Guardamos las moscas sacramentadas y  buscamos lo que más se disfruta en estos eventos, una cerveza fría acompañando la cena.
Con matraca futbolera de fondo, Jose muestra sus últimas creaciones para el inicio de temporada. Son fantásticas, así que organizamos nuestro calendario buscando fecha para el próximo bautizo.


Hoy hemos sido bendecidos por las aguas, pero los caminos de la pesca son insondables, así que mantendremos las moscas a punto y dispuesta la fe.



1 comentario:

  1. Por aquello de la honrilla hoy he vuelto al río con la Carnival Fly.....y la he dejao en un árbol sumergido!!!
    Sigo sin honrilla pero disfrutando de tu blog, amiguín.

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