La niebla nos ha acompañado todo el día. Buscando cauces nuevos para la nueva temporada la ruta ha sido provechosa. Hemos encontrado los pueblos escondidos y las aguas propicias que buscábamos.
No hemos visto peces, pero si escamas, decenas de ellas bien apiñadas protegiendo el vientre de las casas. Esas
casas dormidas en el valle esperando a los emigrantes.
Cada valle tiene sus escamas, todas diferentes. Los colores, las texturas y los verdes que las pueblan marcan una librea propia que los identifica.
Bien de cerca, la roca y sus habitantes crean valles propios dentro del valle, porque a vista de pájaro hay bosques de musgo abrazando montes de pizarra en un paisaje alpino.
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