martes, 16 de julio de 2013

PIRINEOS

Los Pirineos son montañas nuevas de corte centroeuropeo. Acostumbrado a montañas viejas bien lamidas por el tiempo, me gusta visitar estas moles masivas de roca y hielo con cumbres desafiantes y multitud de urbanitas practicando deportes acabados  en "ing".


A pesar de la marea humana, aquí la pesca es minoritaria y puedes recorrer sus ríos en soledad sin más molestia que la cara extrañada de algún guiri con los pies a remojo y vacas de mirada aburrida.


Tengo predilección por el pirineo aragonés, frondoso y extenso, con infinitos valles y entornos protegidos abanderados por Ordesa.


El calendario laboral me obliga a elegir fechas a ciegas, así me quedé con la primera semana de julio, la más clásica y exitosa en otros años. Un invierno tan cargado de nieves y una primavera fría presagiaban que julio sería demasiado pronto y así ha sido.
Grandes neveros, cascadas vivas y ríos explosivos crecidos por el deshielo. Las laderas azotadas  por el cilicio de hielos aparecen desgarradas por los aludes, con enormes bolas de hielo y ramas arrojadas en el fondo de los valles.


El agua alta baja con prisa y no se detiene. Sin remansos no hay posturas, pero las truchas están hambrientas así que comen pegaditas al fondo. Las busco rezagadas en la orilla y las tiento con moscones y saltamontes. Casi se las oye gruñir cuando suben atacando con furia. La genética mediterránea viste de puntitos su cuerpo sobre un franjeado de bandas. Los fondos blancos y el agua purísima les dan un aspecto cristalino como de figuritas de colección.



Después de seis horas de coche y una buena caminata diaria, encuentro truchas frías y cauces de los de entrar y no saber por dónde salir. El río marca mis límites, así que me siento en la orilla y dejo que todo fluya, miro detrás de la cámara y no me canso de hacer fotos.



A mi lado hay unas salgueras que la crecida ha descarnado dejando sus huesos al aire. En la orilla una pareja de sapos se abraza intensamente enredada entre cordones de huevos y en el pasto, la marmota sestea inmóvil como un perro a la puerta de casa.




Al día siguiente cambio de valle y trepo por una senda de ibones. Mirando el agua que  cae del nevero veo una carraleja, esos escarabajos negros de abdomen hipertrofiado y sabor repugnante, tan largos como un meñique. Baja pataleando agitada por la corriente. A punto de caer por el galgón un pequeño salvelino gira en redondo y no para de atacarla a mordiscos, incapaz de que le entre en la boca.
Llevo un par de horas con imitaciones políticamente correctas y sólo  he conseguido tímidos rechazos. Estos salvelinos fríos sólo vencerán la corriente por bocados realmente grandes, así que guardo la caja de moscas y saco el baúl de foam: la caja de barbos.
Un grillazo rechoncho y al segundo lance clavo a mi amigo bocanegra. La foto me recuerda a otro salvelino de este río hace unos años. En aquella ocasión el pequeño pez se tragó una gran rana y luego comió mi mosca con las patas de la rana aún colgando de la boca. Un auténtico tragón.


Las tormentas de verano nos invaden, liquidan el sereno y nos echan del río. Una pena, porque si los pequeños salvelinos comen grillos, qué no comerán sus hermanos mayores, esos de treinta y tantos que salen entre col y col por aquí... me rindo al dios del trueno, la montaña manda  y nos manda a casa.


Mi subida pirenaica termina aquí, con pocos peces y hambre de verano. Los que tengan la suerte de venir a final de mes, podrán disfrutar de peces sin tocar y cauces serenos. Sólo me queda esperar un largo año con su largo invierno para poder regresar.


Como aquellos nómadas y sus ganados esperaré paciente a que las aguas desafíen el muro de hielo y roca, empujando el maná de peces a través de la frontera.

3 comentarios:

  1. Que maravilla de verdad y que envidia. Nunca he pescado algo ni la mitad de bonito que ese entorno pero ya caerá...

    Un saludo y enhorabuena.

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  2. Que felices días de pesca nos describes. Qué envidia de días. ¡Y que truchas tan voraces y tan poco remigadas!.

    Estupenda narración y bellísimas fotos. Me has metido allí, en esos ríos.

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  3. Tranquilo Álvaro, que el tío Joaquín ya está por aquí y creo que pescará todos los peces que a vosotros no os subieron jejeje.

    Lástima que no acertarais con las fechas!

    Un abrazo

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